sábado, 28 de abril de 2007

Siempre nos quedará París...

Como ya dije en la entrada anterior es tiempo de despedidas, esos odiosos momentos que te hacen llorar a lágrima viva y estar triste porque una persona a quién quieres se marcha para, quizás, no volver jamás. Tiempo de cambios que, aunque no vayan a afectar al mundo entero, para algunas personas son importantes. Simplemente una persona deja de escribir en una página web. Sólo una pequeña mota de polvo en el gigante tren del transcurso de tiempo en el mundo. Pero una mota de polvo que a ciertas personas les interesa.

El ser humano tiene la molesta costumbre de olvidar el pasado a medida que pasa el tiempo y centrarse sólo en lo que sucede en su presente, con lo que las viejas amistades se pierden y se destierran a los más remotos y oscuros rincones del cerebro para quedarse acumulando polvo sin ser rescatadas y recordadas jamás. Es algo que sucede siempre, por más que se digan palabras vacías del estilo: "No te olvidaré jamás", o "siempre estarás en mi corazón". Da rabia pensar que alguien que ahora mismo es una persona muy importante en tu vida dentro de un tiempo pasará a ser simplemente un conocido con el que ya apensas tienes contacto.
Pero es evitable, sólo hay que querer evitarlo para impedir que suceda. Simplemente hay que utilizar todos los métodos disponibles para mantener el contacto con esa persona durante el mayor tiempo posible.

Yo no dejaré que ocurra. Dentro de poco me voy a despedir de muchas personas, y tú, que estás leyendo esto eres una de ellas. No permitiré que nos distanciemos y dejemos de hablar, no permitiré que dejes de leerme (a no ser que quieras hacerlo por voluntad propia, claro). No permitiré que el paso del tiempo arruine una relación que en su día fue más que buena. No olvidaré todos los momentos que hemos pasado. Por eso lo escribo aquí, para dejar constancia por escrito de que jamás me olvidaré de todas y cada una de las personas que entran a leer este modesto blog.
Siempre nos quedarán esos momentos en los que te sientes fatal y odias tu vida y sólo te reconforta ver las letras que escribe otra persona al otro lado del país. Esas tardes de invierno en las que estás metido/a en casa, sentado enfrente del ordenador hablando con esa persona y jugando a cualquier juego en cualquier página. Las palabras habladas se olvidan, las escritas permanecen plasmadas en un medio durante toda la vida.

Puede que tarde en hacerlo, pero volveré.

Hasta otra.

lunes, 23 de abril de 2007

Triste ¿despedida?

Me voy.

Por circunstancias ajenas a mi voluntad me quedo sin una conexión regular a internet. Cuando me enteré de la noticia me sentí bastante abrumado al pensar qué iba a ser del futuro de este modesto blog, imaginé que se iba a quedar perdido a la deriva en el cruel mundo de internet, mundo lleno de molestos críticos que al pasar piensan que el blog es una mierda al tener tan pocas cosas. Pero una bonita y blandita idea llegó a mi maltrecho cerebro sin llamar a la puerta para alojarse en él haciéndome pensar que siempre había estado allí.

Un buen amigo mío llamado Saúl era (y es) la persona adecuada para plasmar su artística prosa en este recóndito espacio lleno de píxeles, bits y bytes. Con el corazón en un puño le pedí que por favor se encargara de aqueste blog rogando para mis adentros que aceptara, para que los cinco minutos que tardé en crear esta página no se hubieran malgastado en vano. Aceptó, y desde hoy es coautor y coadministrador del blog. Tiene total libertad para editar y modificar entradas así como para hacer lo que quiera con la página, cambiar la distibución de colores etc...

Me voy con la tranquilidad del que sabe que deja su propiedad en las manos más selectas. El nuevo autor es de lo bueno lo mejor, un chaval inteligente capaz de hacerte ver en lo más sencillo del mundo cosas en las que jamás te habías fijado antes. Estoy seguro de que nos deleitará a todos con sus composiciones. Aunque la falta de tiempo le acosa bastante confío en que pueda conseguir unos minutos para estampar sus palablas en este pequeño espacio (al que no sé si entra alguien porque nadie comenta, por cierto).

Sin más, me despido. No sé por cuánto tiempo. Seguiré escribiendo, y si algún día vuelvo a tener internet continuaré el blog allá donde lo dejo ahora. Un saludo y cuidaos.