El amor. Un sentimiento para nada altruista, un sentimiento, basado principalmente en el egoismo, en el que das cien y esperas recibir mil, y si recibes esos mil te enamoras aún más de la persona a la que has entregado la mitad de tu corazón, llegando a la conclusión de que quieres pasar el resto de tu vida con ella, sin importarte la desaprobación o rechazo de otras personas cercanas a ti por tu elección. Esas personas antes tan cercanas a tí pasan a un insignificante segundo plano del que apenas te acuerdas porque estás demasiado ocupado entregando todos tus sentimientos y emociones a una sola persona.
Tarde o temprano todos nos damos cuenta de que nos falta una mitad, como si nos hubieran cercenado al nacer con un corte perfecto en el alma, nos damos cuenta de que no podemos seguir solos porque comprendemos que no estamos completos y de que nos estamos ahogando por dentro al no poder compartir lo que sientes con otra persona. Te enfrascas en la ardua tarea de reconstruir tu interior buscando a alguien que te rellene. Aunque siempre hay algunas personas que se esfuerzan por negar que el amor sea algo necesario para estar completo afirmando con cabezonería que viven perfectamente solos y que no necesitan a nadie para ser completamente felices. Pero al final acaban sucumbiendo a ese sentimiento. Ese sentimiento que acaba por convertirse en una obsesión, en un vasto torrente de sensaciones que inunda tu cerebro impidiéndote pensar en nada que no sea esa personita que ha perforado tu cuerpo para alojarse temporalmente (o permanentemente, quién sabe) en tu corazón.
Estar enamorado es una de las mejores maneras que existen para ser feliz, pero todo placer tiene su parte se sufrimiento, todo blanco tiene su color negro oculto dentro de él. Cuando estás enamorado vives en una burbuja rosa que te aisla del mundo exterior, pero existe el ligero inconveniente de que mientras vives tu momento de amor hiper-intenso tienes muchísimas más preocupaciones que si estuvieras solo. Preocupaciones y problemas que para algunos merecen la pena y no cambiarían por nada del mundo , mientras que para otros son un sinvivir que les oprime y apresa impidiéndoles pensar en otra cosa dado que son incapaces de salir del torbellino de problemas. Estan enamorados, no pueden (ni quieren) evitarlo.
No dejas de pensar en ella (o en él). Día y noche tu mente se concentra en una persona, en un sentimiento, el cien por cien de tus pensamientos son para esa persona, sólo tienes que cerrar los ojos para ver una imagen incorpórea pero nítida de ese ser humano que ha conseguido tu más preciado tesoro, tu corazón. Un ser humano, uno sólo ha conquistado tu alma, uno entre miles de millones consigue que te de igual el resto del mundo, en lo que a ti respecta se puede morir todo el mundo menos ella (o él) ya que no necesitas nada más para ser feliz.
He decidido abrir la serie de los sentimientos humanos con el amor porque desde mi punto de vista es el sentimiento más fuerte de todos los que posee el ser humano, y sólo con él puedes olvidar todos los demás. Cuando estás enamorado no te acuerdas del odio, la esperanza, el rencor, la impotencia etc... El dinero controla el mundo, pero el amor controla al dinero. Sólo tienes que mirar a tu alrededor para ver que no me equivoco.
He decidido abrir la serie de los sentimientos humanos con el amor porque desde mi punto de vista es el sentimiento más fuerte de todos los que posee el ser humano, y sólo con él puedes olvidar todos los demás. Cuando estás enamorado no te acuerdas del odio, la esperanza, el rencor, la impotencia etc... El dinero controla el mundo, pero el amor controla al dinero. Sólo tienes que mirar a tu alrededor para ver que no me equivoco.