jueves, 18 de enero de 2007

Esperando al viernes.

A la chica que está sentada delante mío se le acaba de caer la silla cuando se ha levantado. Primera hora de un jueves. Siempre odié los jueves. A esta muchacha todos los días se le cae algo. Está demasiado en el centro. Todas las cosas malas suceden en jueves. Parece que no se le ha roto nada de lo que llevaba dentro de la mochila. O en lunes. Se limita a sonreir y a volver a colocar la silla en su sitio. Pero el lunes es diferente. Ya está acostumbrada a que sus cosas estén en el suelo. Cuando llega en lunes tienes ganas de morirte. La gente ni siquiera se ha reido. En cambio cuando llega el jueves simplemente tienes ganas de que llegue el viernes deprisa. La clase continúa. Esperar al viernes hace que parezca que alguien para el tiempo con la única finalidad de fastidiarte haciendo eterno el jueves. Ni siquiera tengo ganas de hablar con mi compañero de pupitre. Puto jueves. Sólo son las nueve. Me pongo a garabatear en el cuaderno. Maldito jueves. Ya queda menos, a las 9 y cuarto termina la clase. Al final escribir esto ha servido de algo. La clase está a punto de terminar. Ya acabó. Sólo quedan seis. Puto jueves...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tiene gracia. Yo me siento en el centro y siempre se me están cayendo cosas. Acabo con todos los libros en el suelo...

Bueno, el lunes no es tan mal día. Como dijo un conocido mío: "el lunes es el día que faltan más días para que vuelva a ser lunes". Y en cuanto al jueves... vale, sí, este no tiene perdón de Dios.

Curioso blog.