miércoles, 21 de noviembre de 2007

¿Presentación o justificación?

Por fin, después de unos meses de espera, he tenido la decencia de escribir esta entrada.

En primer lugar, me gustaría saludar a todos los lectores de este blog y, a continuación, pedir perdón, sobre todo, a mi amigo Vargas, quien hace tiempo me pidió que comenzase a escribir en su blog, ¡incluso me hizo una entrada de presentación por su despedida temporal! No obstante, tampoco voy a dejar de disculparme ante aquellas personas que han dedicado su tiempo a visitar esta página y puede que se hayan preguntado por qué estaba el nombre de alguien llamado Saúl en contribuyentes cuando no hay ninguna entrada suya.

Para seguir, quiero agradecer los halagos que Vargas realizó hacia mi persona y mi forma de escribir, y al hecho de que decidiera dejarme participar en su blog, aun sabiendo las dificultades que tendría para escribir entradas. Hecho que ha quedado claramente reflejado a lo largo de estos meses.

Pues bien, puesto que lo he pasado realmente mal para poder llegar a redactar este escrito, voy a explicar los motivos que han sido la causa de ello. Puede que no os sintáis directamente relacionados con ellos, pero estoy seguro de que todos, en algún momento de nuestras vidas, hemos pasado por épocas de estrés, etapas que han hecho que, incluso, hayamos podido sentirnos aislados del mundo que nos rodea por determinadas circunstancias.

En mi caso, todo comenzó el curso pasado cuando, estando plagado de cosas que hacer (1º de bachillerato, 3º de inglés en la escuela oficial de idiomas y la participación como monitor en una asociación todas las semanas), Vargas me pidió que mantuviese su blog con alguna entrada de vez en cuando, cuando tuviera tiempo. Esto me sorprendió, pero a la vez me reconfortó el gesto que tuvo al pedírmelo a mí. Él sabía que yo no disponía, precisamente, de tiempo, sin embargo no dudo en proponérmelo e incluirme como coautor cuando le dije que aceptaba. Entonces, hizo su “despedida”. En ella explicaba que no iba a poder escribir durante un tiempo, pero que había confiado el blog a un amigo suyo que sabía que podría hacerlo en su ausencia. Y aquí estoy yo, después de casi siete meses (que harán este viernes 23), para exponer todas las cosas que, desde ese día, influyeron en mí para impedirme sacar el tiempo que quería para escribir esto.

Los días iban pasando, las semanas se iban sucediendo y, cuando quise darme cuenta, estaba en tiempo de exámenes ¡¡y Vargas ya había escrito dos entradas más!! El agobio que sentía era superior a mis fuerzas y, para colmo, me informaron de que había sido seleccionado para realizar un viaje que me llevaría, durante la segunda quincena del mes de agosto y la primera de septiembre (28 días en total), a Mozambique que, para aquellos que desconozcan su ubicación, se encuentra junto al país de Sudáfrica. Todo esto se junto con el curso que debía realizar en julio (para cuando Vargas ya había llevado a cabo otras dos entradas) y mis vacaciones en Galicia, en este mismo mes.

A mi vuelta de las tierras del norte partí de campamento a San Martín del Castañar, en Salamanca, donde permanecí durante los primeros doce días de agosto. Al regresar a Parla, apenas tuve tiempo de terminar de organizarme las cosas para el increíble viaje que me esperaba.

Para ser exactos, partí de España el día 22 de agosto (sé que hubo diez días, pero no tenía la cabeza como para pensar en una entrada para el blog). No obstante, no llegamos al aeropuerto de Johannesburgo hasta el día siguiente.

Fueron unos días increíbles que pude compartir con cien chicas/os más, procedentes de toda la Comunidad de Madrid. Visitamos varios centros de cooperación y ayuda recorriendo a la vez, prácticamente, todo Mozambique. Ha sido un viaje inolvidable en el que he aprendido mucho, sobre todo, por ver la realidad que viven las personas que allí residen. Esta gente nos trató, todo hay que decirlo, de forma excepcional, como nunca he visto que se trate en España a una persona inmigrante. Porque nosotros allí podíamos considerarnos diferentes y, perfectamente, podían no habernos aceptado y recibido tan bien como lo hicieron en los diversos lugares por los que pasamos. Y, sin embargo, tuvimos hasta recepciones hechas por niños y niñas que nos cantaban al llegar.

Por todo lo que pude gozar de mi estancia allí, recomiendo a toda persona que pueda que intente encontrar la posibilidad de viajar, no ya de viajar a Mozambique porque sea el país del que estoy hablando, sino de buscar algún lugar que nos muestre otras formas de vida, otras culturas que nosotros desde aquí imaginamos de una forma que no tiene, en la mayoría de los casos, nada que ver con la realidad de esos lugares. Son unas vivencias que marcan de por vida y que todo aquel que tenga la oportunidad no debería desaprovechar.

Bueno, ¿por dónde iba?... ¡Ah, sí! Ya recuerdo, estaba todavía excusándome por el retraso en lo de la entrada. Pues nada, sólo decir que, desde mi vuelta hasta hoy, he tenido algo más de tiempo que no he sabido aprovechar y que por eso he tardado más de lo que me hubiera gustado. Espero que no os haya aburrido esta historia pero, como puede que haya sido así, intentaré preparar una entrada de mayor interés para la próxima vez.

Nos vemos, un abrazo a todos.

Saúl.

PD. Aquél que quiera y disponga de tiempo puede también dejar sus experiencias vividas, aquellas que le hayan marcado en su vida, además de un comentario sobre lo que he escrito.

2 comentarios:

Vargax dijo...

Una vez más, te doy la bienvenida a mi modesto refugio virtual. Muy buena la entrada, has conseguido justificarte convincentemente de tu nula actividad en el blog en estos 7 meses. Espero que no tengamos que esperar otros 7 meses para la siguiente entrada, jeje.

Un abrazo.

Sandri dijo...

Hola!! bueno no me preguntes xq te comento xq no lo se, encontre tu blog de milagro anunciado en tu fotolog y aki estoy komo una idiota sin saber que poner...
solo dejar mi saludo y decir q lo que escribes es realmnte impresionante!!

Ata otra!! ;)