jueves, 17 de enero de 2008

Relación ¿inexistente?

Y ahí, al fondo, estaba yo.

No era ni mucho menos su principal prioridad, pero me conformaba con mantener una frágil amistad con ella. Siempre había apreciado su forma de ser, y como no aspiraba a nada con ella me bastaba con tener presencia en un discreto segundo plano. Yo no era esa persona en quien confiase cuando tuviera un problema, tampoco aquella con la que se desahogaría y lloraría a lágrima viva; simplemente me consideraba un amigo de segunda especie, un conocido con quien, de vez en cuando, cruzas unas palabras.

No necesitaba nada más, con tener un pequeño lazo con ella me sobraba para ser feliz, no era la persona más importante de mi vida, tampoco a la que más quería. Simplemente era alguien a quien yo no quería perder bajo ningún concepto.

Porque en el fondo, en el más oscuro y tenebroso fondo de su corazón, la quería. No sabía por qué, no sabía desde cuándo y, por supuesto jamás pensaba aceptarlo. Pero sabía que estaba ahí, no era capaz de olvidarlo, quizás fuese mi alma gemela; un alma gemela inalcanzable, o quizás simplemente estaba loco de atar. Pero no podía separarme de ella.

Le bastaba con un simple "Hola" de vez en cuando, un "Feliz cumpleaños" y un "Feliz año nuevo" periódicamente para sentir que el contacto no se había perdido.

Mi pensamiento era que algún día tendrá que aceptarlo. No podía ocultarlo para siempre. Pero los seres humanos siempre lo tenemos que complicar todo. Tenemos que esconder sentimientos, tenemos que amar en silencio... Mirar sin decir nada, suspirar al aire, pensar sin decir...

No podía arriesgarme a perder ese "Hola" de vez en cuando, ese "Feliz cumpleaños" y ese "Feliz año nuevo" que periódicamente me hacían fortalecer y seguir adelante pensando que quizás, algún día... Mi sueño más oculto quizás se hiciese realidad...

Era el miedo al rechazo lo que me impedía gritarla que la quería. Eso y el pensamiento de que quizás me estaba engañando a mí mismo, sólo era una pequeña parte de mi corazón... Lo suficientemente importante como para tenerla en cuenta, pero quizás demasiado pequeña como para que funcionase.

Prefería seguir alimentando mi amor en silencio; total, eso era mucho más bonito que el rechazo que podría recibir al decir lo que sentía.

Habitualmente una palabra se dibujaba en mi mente; un grande y negro COBARDE. ¿Cobarde? Pues sí, y mucho, ¿pero qué haría el resto del mundo en mi situación? Lo mismo que yo, callarse y seguir guardando para si mismos todos sus sentimientos hacia esa persona.

Además de cobardía sabía que era una mezcla entre egoísmo, por la parte en la que me lo guardaba para poder estar bien, y también alguna especie de... ¿inocencia? Querer seguir soñando. Al fin y al cabo, en los sueños se vive bien. Son cómodos, amoldables y perfectos. Te hacen sufrir, te hacen llorar... Pero también te pueden hacer feliz, te pueden evadir y cobijar. Aunque sabía de sobra que no es una vida perfecta la que te dan, es algo efímero, algo que con el tiempo se disuelve y da paso a otro, o quizá no. Aunque estés bien en tu mundo de fantasía, siempre aparecerá alguien con un mazo invisible que te lo romperá en pedazos y te hará volver bruscamente a la realidad. Y eso es algo insoportablemente doloroso.

Y el mazo llegó...

No me atrevía a decirla que era importante para mí, que jamás la iba a olvidar, que por mucho tiempo que pasase la fecha de su cumpleaños no se iba a escapar de mi cerebro. No quería contarla un sentimiento que yo había estado alimentando durante mucho tiempo y que carece de cualquier explicación lógica.

No quise hacerlo, y la perdí. Un accidente de tráfico un domingo. El lunes era festivo, me senté frente a la pantalla como todos los días a esperar que la ventanita animada con su imagen y su apodo apareciese en mi pantalla. No pensaba hablarla, casi nunca lo hacía, pero me conformaba con saber que estaba ahí, disponible para mí, no había decidido eliminarme.

Pero ese fatídico lunes no apareció. Ni el martes. Ni el miércoles. Dos semanas sin verla conectada. Dos eternas semanas. me estaba desesperando, volviéndome loco, no comí, no dormí; simplemente esperaba con los ojos enrojecidos a que apareciese para preguntarla indignado que dónde demonios había estado.

Cuando mi preocupación era ya insoportable decidí preguntarle a una amiga que teníamos en común por ella. La llamé por teléfono, y esa maldita chica me contó entre sollozos un trágico accidente, un camionero dormido al volante de madrugada en una carretera secundaria, un coche en la cuneta, aplastado contra un camión tras una colisión frontal, y una muchacha joven con una herida mortal en la cabeza desangrándose en el asfalto...

Lloré... Lloré como jamás había llorado. Golpeé las paredes con rabia, tiré todos mis objetos al suelo y me arranqué la mayor parte del pelo que tenía.

Si la hubiese hablado... Si se lo hubiese dicho todo... Quizás hubiera pasado lo mismo, pero ella lo hubiera sabido... Ella hubiera sabido que a kilómetros de distancia había un loco al que apenas conocía que la amaba.

La desesperación duró días, pero fue sustituida por la tranquilidad. Una tranquilidad fría y metálica. Creé una dura muralla alrededor de mi corazón, lo petrifiqué para que nunca me volviera a pasar lo mismo. No volví a enamorarme jamás.

Porque una pequeña parte de mí, demasiado importante, había muerto con ella...

Vargas.

P.D. Algunos fragmentos de la historia fueron escritos por una buena amiga mía llamada Sara, sin la cual el resultado final del texto no hubiera sido, ni de lejos, tan bonito. Muchas gracias por haber mejorado la vaga idea que se creó en mi mente. Sigue escribiendo, que se te da mejor de lo que crees.

P.D2 La historia original está colgada en mi fotolog, al que hay un enlace en el margen derecho de esta página.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Hala.. dios.. a quedado perfecto! Qué cracks somos B) Formamos buen equipo escritor -_- Tú eres mejor que yo, pero yo alimento tus ideas B) xD Se compensa xDD
Eres la leche, Vargas, en serio ^^ Molas! xD
Ale, a seguir escribiendo =P
Un besoooo!!

=]

Anónimo dijo...

Por cierto ¬¬
Sigo diciendo que lo de arrancarse los pelos queda muy gore T_T
xDD

Seve dijo...

Triste, pero bonita, historia. Hay algo muy cierto en ella, si tienes asusntos por resolver con alguien, más aun si es alguien importante, no lo demores demasiado, pues llegará el día en que te sea imposible cerrarlos, y puede, sólo puede, que en ese momento, cuando ya esté todo perdido, cuando no puedas hacer nada, cuando sea demasiado tarde, cuando lo único que puedas sentir es impotencia y rabia, seas realmente consciente de lo que perdiste y, lo peor, serás consciente de que ya no volverá jamás. Como bien dices, es más fácil ser un cobarde y mentirse a uno mismo, aunque en el fondo no te lo termines de creer..

Un saludo

P.D: Felicidades, has conseguido ponerme triste, bueno, entre los dos.